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15.2. Mis Observaciones sobre el caballo y el Jinete.

Por: Don Wenceslao Rosell Urquiaga.

CAPITULO II

EL CABALLO NACIONAL.

Al hablar del caballo nacional no he de atreverme a explicar porque tiene un aire distinto del que poseen sus probables progenitores, tales como el árabe y el andaluz.
En los animales, como el hombre, puede suceder que su carácter y su contextura esté condicionada por el factor tiempo, clima, cruces, medio geográfico, educación refinada, alimentación, mezcla con sangre puras e impuras, etc., etc.
Al caballo árabe le perdono su talla, a la que el nacional ha aventajado y ha heredado sus formas modificadas favorablemente a través de las leyes de la herencia animal. Es de menor talla que los segundos caballos citados.
El carácter distintivo y natural del caballo nacional es la no diagonalizacion. Y consecuencia directa de estos es el llamado “paso” en su marcha.
Ahora bien, este depende mucho de los conocimientos y el buen gusto del chalán que lo eduque, para saber sacar la mayor ventaja de este privilegio del caballo peruano. De aquí, desde la primeras “sillas”, debe buscarse al animal el paso o piso que más fácilmente y con elegancia ejecute, para evitar lo artificial y cultivar lo natural, siendo del criterio que más se debe cuidar esto, al principio de su educación, que la soltura con que lo ejecute, porque no es posible pedir que dé lo que todavía no tiene; muchos creen cuando ven caminar un caballo arrogantemente que eso es suyo solamente, no concediéndole nada al chalán, gran equivocación, pues si bien es cierto, como ya he dicho, que su natural es el “paso”, la calidad de este y su armonía se debe a quien lo educo.
Es cosa corriente ver caballos con notables condiciones y estilos; verlos que un pequeño recorrido, efectúan distintos pasos o pisos, y dejan un “anterior” o un “posterior” con demasiada frecuencia en su marcha, produciéndose lo que se llama “salamanqueada”. Ambos defectos son sumamente desagradables para todo buen aficionado. Lo primero se consigue con lo que se suele llamar “oído”. Lo segundo se corrige con las metidas de monturas, con las rastrillas (equilibrándolo).

I. DESCRIPCION DE LOS “PASOS” O “PISOS”
En forma muy lacónica pasare a describir los pasos o pisos, con excepción de los llamados “huachano” y “aguilillo”, a pesar de que el primero da los mejores pisos.
1. El “sobreandando”.- Es aquel en el cual el taconeo es más unido, debido al inmediato metido de los posteriores con relación al de los anteriores. Este paso es el de mayor actividad y por lo tanto constituye el de mayor avance.
2. El paso llano.- De este hay varios, y son:
a) El “picado”.- que es para mí, el piso por excelencia y el más difícil de llegar a diferenciar del “sobreandado”, pues solo se diferencia de este en un pequeño atraso de los posteriores, marcando en el taconeo con más fuerza los anteriores, y dando de avance en avance, al taconeo, un golpe agudo con pifiada.
Los caballos que dominan este paso o piso son muy raros, y los que lo tienen, se presentan con las siguientes características: arrogantes, con juego en el pecho y con cabeza levantada. Todo esto producido por su natural alegría, voluntad y deseo de caminar.
b) El “gateado” y el “bobo”.- cuyo principio de ejecución es semejante al anterior, diferenciándose de el por lo pausado y por el porte, pues generalmente estos caballos caminan con la cabeza no muy levantada.
c) El “golpeado”.- cuyas características son: gran atraso en el avance de los posteriores y por ello facilidad de tomar la diagonalización (o sea el trote). A propósito de este piso, en la ciudad de Trujillo, los poquísimos que habíamos aficionados a montar al trote, nos servíamos de estos caballos, a los cuales, después de cortarles la cola y darles el aspecto de tales, los trabajábamos en la orilla del mar, sobre la arena suelta, cruzando terrenos surcados o en pendiente (sin bajar). Valiéndonos de estos lugares especiales se le hacía caminar al animal en forma forzada, sin dejarlo salir al galope, consiguiendo así usar el caballo en trote.
De los pisos hasta aquí descritos, la superioridad de cada uno de ellos entre sí, se resuelve al escoger el mejor por las huellas que dejan. Será superior el caballo del cual las huellas de los posteriores pasan a las de los anteriores (suelto),en relación a las de los que dejan atrás o las montan (a estos se les llama atracados o acuñados).

II. EDAD DE ENSILLAR
De tres a tres y medio años, el caballo esta en edad de ser ensillado. En esta edad ya el animal debe de estar completamente manso, trabajado a la cuerda, acostumbrado a la cincha y a la baticola, para evitar en este caso; que en las primeras sillas, se luzcan los llamados “quebrantadores”. Es una de las galas del caballo para el dueño mismo, pues un aficionado debe evitar que su caballo de siquiera un solo salto en la primera silla.

III. INICIACION DE LA EDUCACION Y LO QUE SE LE ENSEÑA
Al iniciar la educación, se ha de emplear el llamado “bozal” o “falsa rienda”, enseñándole a:

1. “Caminar”.- Al sacarlo a caminar, debe hacerse de frente y acompañándolo a corta distancia de otro caballo que lo amadrine.
2. Quebrar, (flexionar el cuello).- Sobre parado el animal se le hala la rienda derecha o la izquierda sin brusquedad, ni de una sola vez, sino cediendo la mano a cada entrega que el haga, procurando que lleve el hocico hacia atrás de la pantorrilla. Todo esto en varias lecciones, hasta que el movimiento enseñado lo efectué en una y otra mano a la menor solicitud que se le haga de él. En todo el tiempo que dure esta educación debe irse acostumbrando al animal que sepa flexionar poco a poco; y conforme avance la embozalada, debe ser esta más recogida; de detrás de la pantorrilla al estribo, y, de aquí, de punta a punta del pecho, con lo que toma más recogimiento.
Desde el iniciar la flexión al estribo, debe acompañarse a la llamada que le ha producido la rienda directa, la contraria lateralmente, y usando ya nada más que la directa al iniciar, se consigue el uso absoluto de la contraria sin necesidad de emplear los avances exagerados de la mano a medio cuello y hasta muchas veces en las mismas quijadas como lo he visto.
3. Torno (caminar en círculo).- Una vez que el caballo sabe caminar directamente y está quebrado atrás de la pantorrilla; se le comienza a hacer caminar sobre un espacio circular de diámetro grande (10 a 15 metros), cuidando sí que la segunda y sucesivas vueltas las haga sobre la huellas de la primera no permitiendo que se abra (rodarse), con la pierna de afuera; nique cierre (robar terreno), con la pierna de adentro. Así que las huellas del caballo deben describir en el terreno una circunferencia lo más perfecta posible; y, la primera, lo más igual a las siguientes.
Una vez que se ha conseguido realizar lo dicho y que lo ejecute por ambas manos se le pedirá las flexiones sin aguantarlas ni cerrar, sino pedir y soltar casi simultáneamente, cuidando de que no deje de caminar marcando las cuatro patas. Las flexiones deben de ser a la izquierda cuando a este lado se camine y a la derecha por igual motivo. Siempre que se pida la flexión no se debe olvidar de la ayuda de la piernas para impedir se ruede o robe terreno.
4. Rastrillar.- Se ejecuta a uno y otro posterior, aprovechando -sí fuera posible- de alguna ranfla como al bajar de un puente, si es a la derecha, conjuntamente se halará la rienda de este lado (después de haber buscado contacto) seca y suavemente, se desplaza el cuerpo a ese lado metiendo la montura con el asiento, teniendo las piernas firmes, soltado enseguida; y a la izquierda las ayudas que corresponden así a ambas patas hasta conseguir su metida. Este trabajo va preparando para la sentada y cejada.
5. Numero 8.- este no es más que caminar en dos círculos unidos cambiando de dirección en la unión, entrando por una y otra mano.
6. Sentar (o parar).- Se ejecuta con la combinación simultánea de las ayudas que se emplean en el rastrillar metiendo la montura hacia el centro; pues este es una gran ayuda para evitar la acción brusca de halar las riendas.
7. Ceja (o paso atrás).- Una vez que el caballo sabe rastrillar o sentar, se le va pidiendo, después de haberlo parado con las ayudas alternas del rastrilleo cediendo siempre la mano, es decir, que esta no tire continuamente.
8. Caracol.- Tiene por objeto desplazar y movilizar el anca (cuarto posterior).
Se ejecuta como el caminar en circunferencia, cerrándolo en cada vuelta, hasta llegar al centro, en el cual se provoca una flexión y se le cierra, seguida de un golpe de estribo o espuela de adentro para hacerle botar el anca; ya la flexión y el cierre deben mandarse solamente con la rienda contraria.
9. Empicar (o fijar la cabeza).- Para esto ofrecen mucha resistencia los animales de cuello al revés, los de cuello corto, los bajos de cruz o con esta alta, pero siempre que tengan el llamado golpe de hacha, cuyo defecto los vuelve destapados (nariz al viento). Esto se consigue con la rastrillada y sentada con las manos bajas, metiendo los dedos adentro; y con las flexiones altas del cuello, de punta a punta del pecho, se han de efectuar estas sin soltar completamente las riendas, sino reteniéndolas, para hacer que el caballo pase de un lado a otro el hocico lo más cerca posible del centro.
10. Acuñados o atracados.- Con el exceso o abuso del trabajo anterior se corre el riesgo de acuñar el piso. Esto se corrige con las siguientes ayudas: al sacarlo a caminar, conjuntamente se ha de mover el asiento de uno a otro lado, acompañado de los golpecitos respectivos en el costado con los estribos (a propósito no dejare de indicar que hay jinetes que efectúan esto, un poco más atrás de la cincha, produciendo un sonido fuerte, y más cuando el caballo esta sudado, esto se llama planetear), cediendo la mano esto se repite, y si se aprovecha una bajada, por insignificante que sea su resultado será de una gran ayuda.
Siempre se llega a la terminación de una inteligente combinación de las ayudas descritas más adelante de este trabajo, tales como: manos, desplazamiento y piernas.
Al profano en equitación le es muy difícil captar esto de las ayudas en forma detallada y apreciar la armonía entre ellas y lo que el caballo ejecuta.
Las ayudas entran en acción en todo movimiento del caballo. Bien es verdad que algunos jinetes las practican en forma clásica, tan nítidamente perfectas, que solo por intuición vocacional o instinto de equitación innata en unos, y, en otros también por conocimientos técnicos perfecto se pueden realizar casi automáticamente; pero, para percibirlas y palparlas hay que saber del arte de equitación, sus armonías y desarmonías, como al principio hubimos de referirnos.
Hay que saber mirar la armonía estética entre el jinete y el caballo.
Con la educación que he señalado, a grandes líneas, se consigue que el caballo camine con gran arrogancia, con la cabeza levantada, metido de los posteriores, con soltura completa del cuello, con saboreo del bocado, y sin más contacto en las riendas que el que da el paso natural de los senos o riendas por los adornos de metal y sobrepuestos que lleva, que hacen una comba o semicircunferencia elegante.
Bocado y espuela
Una vez que saben hacer todos los movimientos descritos antes, con suavidad y reposo, se han de repetir ellos pero sobre círculos de diámetro inferior y cuando estos sean ya muy estrechos, se ha de hacerlos realizar a galope en los círculos mayores. Un “número 8” y “un caracol” así realizados, es lo acabado de una enfrenadura. El bocado y la espuela pues, deben usarse cuando ya el animal está perfectamente dominado. Al poner el freno, el bozal solo se usara como correctivo, no usándolo cuando el caballo ya está seguro. La espuela debe ponerse casi al mismo tiempo que el bocado, acostumbrándolo a ella. El toque de la espuela debe de ser suave y no seguido, para evitar el peligro del coleo. Cuando se emplea como castigo, debe ser aplicada hacia atrás y con fuerza, lo que ha de producir las rasgadas de gala. Debe tenerse presente que a mejor caballo mejor espuela.
Otras enfrenaduras
Me he referido solo a la enfrenadura sobre las cuatro patas y a la contraria, juzgándola la más completa. Hay también la “sobre la mano” que se realiza sin defensa para terrenos accidentados. Su enseñanza se caracteriza, que al cerrar el animal, fija y gira sobre la mano. La de la “suerte nacional” parecidas a las de las “cuatro patas”, tiene riendas parejas, muy vaciados y despiden el anca rápidamente, sin cerrar lo que ejecutan a gran velocidad a una y otra mano.

Referencias:
Guillermo Pinillos Llontop; Solar de las Calderas.

2 comentarios:

  1. Don Fabricio le agradesco mucho por brindarme su conocimiento de caballos ,seguiré en esta afición todo mi vida estoy muy contento y satisfecho con guayabo que me salio un buen caballo espero que siguamos compartiendo mas de caballo y cuidese Don Fabricio y pase bonito con toda su familia

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  2. Daniel no tienes nada que agradecer, como aficionado y criador es mi deber cuando encuentre personas que le guste el Caballo Peruano de Paso, brindar desinteresadamente mis escasos conocimientos.
    Siempre a las órdenes y éxitos en tu afición.
    Atentamente.

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