Por: Don Wenceslao Rosell Urquiaga.
CAPITULO II
EL CABALLO NACIONAL.
Al hablar del caballo nacional no
he de atreverme a explicar porque tiene un aire distinto del que poseen sus
probables progenitores, tales como el árabe y el andaluz.
En los animales, como el hombre,
puede suceder que su carácter y su contextura esté condicionada por el factor
tiempo, clima, cruces, medio geográfico, educación refinada, alimentación,
mezcla con sangre puras e impuras, etc., etc.
Al caballo árabe le perdono su
talla, a la que el nacional ha aventajado y ha heredado sus formas modificadas
favorablemente a través de las leyes de la herencia animal. Es de menor talla
que los segundos caballos citados.
El carácter distintivo y natural
del caballo nacional es la no diagonalizacion. Y consecuencia directa de estos
es el llamado “paso” en su marcha.
Ahora bien, este depende mucho de
los conocimientos y el buen gusto del chalán que lo eduque, para saber sacar la
mayor ventaja de este privilegio del caballo peruano. De aquí, desde la
primeras “sillas”, debe buscarse al animal el paso o piso que más fácilmente y
con elegancia ejecute, para evitar lo artificial y cultivar lo natural, siendo
del criterio que más se debe cuidar esto, al principio de su educación, que la
soltura con que lo ejecute, porque no es posible pedir que dé lo que todavía no
tiene; muchos creen cuando ven caminar un caballo arrogantemente que eso es
suyo solamente, no concediéndole nada al chalán, gran equivocación, pues si
bien es cierto, como ya he dicho, que su natural es el “paso”, la calidad de
este y su armonía se debe a quien lo educo.
Es cosa corriente ver caballos con
notables condiciones y estilos; verlos que un pequeño recorrido, efectúan distintos
pasos o pisos, y dejan un “anterior” o un “posterior” con demasiada frecuencia
en su marcha, produciéndose lo que se llama “salamanqueada”. Ambos defectos son
sumamente desagradables para todo buen aficionado. Lo primero se consigue con
lo que se suele llamar “oído”. Lo segundo se corrige con las metidas de
monturas, con las rastrillas (equilibrándolo).
I. DESCRIPCION DE LOS “PASOS” O “PISOS”
En forma muy lacónica pasare a
describir los pasos o pisos, con excepción de los llamados “huachano” y “aguilillo”,
a pesar de que el primero da los mejores pisos.
1. El “sobreandando”.- Es aquel en el cual el taconeo es más unido, debido
al inmediato metido de los posteriores con relación al de los anteriores. Este paso
es el de mayor actividad y por lo tanto constituye el de mayor avance.
2. El paso llano.- De este hay varios, y son:
a) El “picado”.- que es para mí, el piso por excelencia y el más
difícil de llegar a diferenciar del “sobreandado”, pues solo se diferencia de
este en un pequeño atraso de los posteriores, marcando en el taconeo con más
fuerza los anteriores, y dando de avance en avance, al taconeo, un golpe agudo
con pifiada.
Los caballos que dominan este paso
o piso son muy raros, y los que lo tienen, se presentan con las siguientes
características: arrogantes, con juego en el pecho y con cabeza levantada. Todo
esto producido por su natural alegría, voluntad y deseo de caminar.
b) El “gateado” y el “bobo”.- cuyo principio de ejecución es
semejante al anterior, diferenciándose de el por lo pausado y por el porte,
pues generalmente estos caballos caminan con la cabeza no muy levantada.
c) El “golpeado”.- cuyas características son: gran atraso en el avance
de los posteriores y por ello facilidad de tomar la diagonalización (o sea el
trote). A propósito de este piso, en la ciudad de Trujillo, los poquísimos que
habíamos aficionados a montar al trote, nos servíamos de estos caballos, a los
cuales, después de cortarles la cola y darles el aspecto de tales, los
trabajábamos en la orilla del mar, sobre la arena suelta, cruzando terrenos
surcados o en pendiente (sin bajar). Valiéndonos de estos lugares especiales se
le hacía caminar al animal en forma forzada, sin dejarlo salir al galope,
consiguiendo así usar el caballo en trote.
De los pisos hasta aquí descritos,
la superioridad de cada uno de ellos entre sí, se resuelve al escoger el mejor
por las huellas que dejan. Será superior el caballo del cual las huellas de los
posteriores pasan a las de los anteriores (suelto),en relación a las de los que
dejan atrás o las montan (a estos se les llama atracados o acuñados).
II. EDAD DE ENSILLAR
De tres a tres y medio años, el
caballo esta en edad de ser ensillado. En esta edad ya el animal debe de estar
completamente manso, trabajado a la cuerda, acostumbrado a la cincha y a la
baticola, para evitar en este caso; que en las primeras sillas, se luzcan los
llamados “quebrantadores”. Es una de las galas del caballo para el dueño mismo,
pues un aficionado debe evitar que su caballo de siquiera un solo salto en la
primera silla.
III. INICIACION DE LA EDUCACION Y LO QUE SE LE ENSEÑA
Al iniciar la educación, se ha de
emplear el llamado “bozal” o “falsa rienda”, enseñándole a:
1. “Caminar”.- Al sacarlo a caminar, debe hacerse de frente y
acompañándolo a corta distancia de otro caballo que lo amadrine.
2. Quebrar, (flexionar el cuello).- Sobre parado el animal se le
hala la rienda derecha o la izquierda sin brusquedad, ni de una sola vez, sino
cediendo la mano a cada entrega que el haga, procurando que lleve el hocico
hacia atrás de la pantorrilla. Todo esto en varias lecciones, hasta que el
movimiento enseñado lo efectué en una y otra mano a la menor solicitud que se
le haga de él. En todo el tiempo que dure esta educación debe irse
acostumbrando al animal que sepa flexionar poco a poco; y conforme avance la
embozalada, debe ser esta más recogida; de detrás de la pantorrilla al estribo,
y, de aquí, de punta a punta del pecho, con lo que toma más recogimiento.
Desde el iniciar la flexión al
estribo, debe acompañarse a la llamada que le ha producido la rienda directa,
la contraria lateralmente, y usando ya nada más que la directa al iniciar, se
consigue el uso absoluto de la contraria sin necesidad de emplear los avances
exagerados de la mano a medio cuello y hasta muchas veces en las mismas
quijadas como lo he visto.
3. Torno (caminar en círculo).- Una vez que el caballo sabe
caminar directamente y está quebrado atrás de la pantorrilla; se le comienza a
hacer caminar sobre un espacio circular de diámetro grande (10 a 15 metros), cuidando sí
que la segunda y sucesivas vueltas las haga sobre la huellas de la primera no
permitiendo que se abra (rodarse), con la pierna de afuera; nique cierre (robar
terreno), con la pierna de adentro. Así que las huellas del caballo deben
describir en el terreno una circunferencia lo más perfecta posible; y, la
primera, lo más igual a las siguientes.
Una vez que se ha conseguido
realizar lo dicho y que lo ejecute por ambas manos se le pedirá las flexiones
sin aguantarlas ni cerrar, sino pedir y soltar casi simultáneamente, cuidando
de que no deje de caminar marcando las cuatro patas. Las flexiones deben de ser
a la izquierda cuando a este lado se camine y a la derecha por igual motivo.
Siempre que se pida la flexión no se debe olvidar de la ayuda de la piernas
para impedir se ruede o robe terreno.
4. Rastrillar.- Se ejecuta a uno y otro posterior, aprovechando -sí
fuera posible- de alguna ranfla como al bajar de un puente, si es a la derecha,
conjuntamente se halará la rienda de este lado (después de haber buscado contacto)
seca y suavemente, se desplaza el cuerpo a ese lado metiendo la montura con el
asiento, teniendo las piernas firmes, soltado enseguida; y a la izquierda las
ayudas que corresponden así a ambas patas hasta conseguir su metida. Este trabajo
va preparando para la sentada y cejada.
5. Numero 8.- este no es más que caminar en dos círculos unidos
cambiando de dirección en la unión, entrando por una y otra mano.
6. Sentar (o parar).- Se ejecuta con la combinación simultánea
de las ayudas que se emplean en el rastrillar metiendo la montura hacia el
centro; pues este es una gran ayuda para evitar la acción brusca de halar las
riendas.
7. Ceja (o paso atrás).- Una vez que el caballo sabe
rastrillar o sentar, se le va pidiendo, después de haberlo parado con las
ayudas alternas del rastrilleo cediendo siempre la mano, es decir, que esta no
tire continuamente.
8. Caracol.- Tiene por objeto desplazar y movilizar el anca
(cuarto posterior).
Se ejecuta como el caminar en
circunferencia, cerrándolo en cada vuelta, hasta llegar al centro, en el cual
se provoca una flexión y se le cierra, seguida de un golpe de estribo o espuela
de adentro para hacerle botar el anca; ya la flexión y el cierre deben mandarse
solamente con la rienda contraria.
9. Empicar (o fijar la cabeza).- Para esto ofrecen mucha
resistencia los animales de cuello al revés, los de cuello corto, los bajos de
cruz o con esta alta, pero siempre que tengan el llamado golpe de hacha, cuyo
defecto los vuelve destapados (nariz al viento). Esto se consigue con la
rastrillada y sentada con las manos bajas, metiendo los dedos adentro; y con
las flexiones altas del cuello, de punta a punta del pecho, se han de efectuar estas
sin soltar completamente las riendas, sino reteniéndolas, para hacer que el caballo
pase de un lado a otro el hocico lo más cerca posible del centro.
10. Acuñados o atracados.- Con el exceso o abuso del
trabajo anterior se corre el riesgo de acuñar el piso. Esto se corrige con las
siguientes ayudas: al sacarlo a caminar, conjuntamente se ha de mover el
asiento de uno a otro lado, acompañado de los golpecitos respectivos en el
costado con los estribos (a propósito no dejare de indicar que hay jinetes que
efectúan esto, un poco más atrás de la cincha, produciendo un sonido fuerte, y más
cuando el caballo esta sudado, esto se llama planetear), cediendo la mano esto
se repite, y si se aprovecha una bajada, por insignificante que sea su
resultado será de una gran ayuda.
Siempre se llega a la terminación
de una inteligente combinación de las ayudas descritas más adelante de este
trabajo, tales como: manos, desplazamiento y piernas.
Al profano en equitación le es muy
difícil captar esto de las ayudas en forma detallada y apreciar la armonía
entre ellas y lo que el caballo ejecuta.
Las ayudas entran en acción en todo
movimiento del caballo. Bien es verdad que algunos jinetes las practican en
forma clásica, tan nítidamente perfectas, que solo por intuición vocacional o
instinto de equitación innata en unos, y, en otros también por conocimientos técnicos
perfecto se pueden realizar casi automáticamente; pero, para percibirlas y
palparlas hay que saber del arte de equitación, sus armonías y desarmonías,
como al principio hubimos de referirnos.
Hay que saber mirar la armonía
estética entre el jinete y el caballo.
Con la educación que he señalado, a
grandes líneas, se consigue que el caballo camine con gran arrogancia, con la
cabeza levantada, metido de los posteriores, con soltura completa del cuello,
con saboreo del bocado, y sin más contacto en las riendas que el que da el paso
natural de los senos o riendas por los adornos de metal y sobrepuestos que
lleva, que hacen una comba o semicircunferencia elegante.
Bocado y espuela
Una vez que saben hacer todos los
movimientos descritos antes, con suavidad y reposo, se han de repetir ellos
pero sobre círculos de diámetro inferior y cuando estos sean ya muy estrechos,
se ha de hacerlos realizar a galope en los círculos mayores. Un “número 8” y
“un caracol” así realizados, es lo acabado de una enfrenadura. El bocado y la
espuela pues, deben usarse cuando ya el animal está perfectamente dominado. Al
poner el freno, el bozal solo se usara como correctivo, no usándolo cuando el
caballo ya está seguro. La espuela debe ponerse casi al mismo tiempo que el
bocado, acostumbrándolo a ella. El toque de la espuela debe de ser suave y no
seguido, para evitar el peligro del coleo. Cuando se emplea como castigo, debe
ser aplicada hacia atrás y con fuerza, lo que ha de producir las rasgadas de
gala. Debe tenerse presente que a mejor caballo mejor espuela.
Otras enfrenaduras
Me he referido solo a la
enfrenadura sobre las cuatro patas y a la contraria, juzgándola la más
completa. Hay también la “sobre la mano” que se realiza sin defensa para
terrenos accidentados. Su enseñanza se caracteriza, que al cerrar el animal,
fija y gira sobre la mano. La de la “suerte nacional” parecidas a las de las “cuatro
patas”, tiene riendas parejas, muy vaciados y despiden el anca rápidamente, sin
cerrar lo que ejecutan a gran velocidad a una y otra mano.
Referencias:
Guillermo Pinillos Llontop; Solar de las Calderas.
Don Fabricio le agradesco mucho por brindarme su conocimiento de caballos ,seguiré en esta afición todo mi vida estoy muy contento y satisfecho con guayabo que me salio un buen caballo espero que siguamos compartiendo mas de caballo y cuidese Don Fabricio y pase bonito con toda su familia
ResponderEliminarDaniel no tienes nada que agradecer, como aficionado y criador es mi deber cuando encuentre personas que le guste el Caballo Peruano de Paso, brindar desinteresadamente mis escasos conocimientos.
ResponderEliminarSiempre a las órdenes y éxitos en tu afición.
Atentamente.